Dicen que las crisis son positivas porque conllevan
cambios. Y el cambio es necesario para el progreso del mundo, de la sociedad,
del hombre. Unamuno, en su ensayo Vida de
don Quijote y Sancho y, sobre todo, en Paz
en la Guerra, argumentaba que la última conllevaba una ruptura, un
movimiento dinámico que acababa conduciendo a un equilibrio. La paz, en cambio,
se perfilaba inmovilista, aparentemente anodina. Don Miguel relacionaba metafóricamente la guerra con la
inquietud del hombre por renovarse, por ser mejor; y la paz con la quietud
contemplativa, conformista y apática. No tomemos, por tanto, al pie de la letra
su aseveración inicial, considerando que el insigne escritor vasco era un
declarado belicista.
Nosotros no vamos tan lejos. La guerra no nos gusta,
ni siquiera bajo el manto de la metáfora. Pero sí el cambio para mejor. Y no me estoy refiriendo a la política,
dejémosla dormir en paz a la sombra de sus ideas. En este momento me refiero,
por el contrario, a algo tan cotidiano y sencillo como nuestro blog, en el que
ha habido cambios sustanciales, según podéis ver.
¿El artífice? Ricardo. No sé de dónde
puede sacar tiempo para echarle más tiempo a sus veinticuatro horas, siempre
dinámicas. Pero lo hace, derrochando esfuerzo y voluntad. En esta tarea, para
mí ardua e ignota, nuestro tándem se transforma: él se convierte en el mago que
consigue ilusionar, y yo en esa compañera sonriente que aplaude entusiasmada, y
que muestra a los demás el logro que su partenaire ha conseguido.
Tras este esfuerzo realizado pensando
en vosotros, nuestros seguidores, os seguimos pidiendo una visita de vez en
cuando. Vuestra compañía nos hace más fuertes. Además, aquellos más duchos en
tales complejidades informáticas pueden sugerirnos aditamentos interesantes, en
la seguridad de que serán meditados.
Y, por último, les invitamos a
quienes todavía no forman parte de nuestro grupo de amigos a que se suscriban
en él, www.desdemiausencia.blogspot.com , así como en la página www.facebook.com/Desdemiausencia.
Recordad aquel artículo en el que
decíamos: Solo no puedo… Con amigos sí.
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