El pasado día 21, con motivo de la jornada de puertas
abiertas en la Biblioteca Nacional de España (BNE), tuvimos la oportunidad de ver una parte del edificio que normalmente es inaccesible al
usurario.
Destaca la fachada adornada con seis esculturas y once medallones que representan a los grandes autores de la literatura española, y el bello frontón, esculpido en mármol por Agustín Querol, que simbólicamente, dicen, nos transmite la sabiduría si nos decidimos a subir por la escalinata.
La visita fue completa. Desde el almacén de recepción de documentos, hasta los distintos departamentos de trabajo. Sobre las 8:45 horas de la mañana, me correspondió la entrada número 256 y sobre las 10:10, accedí al recinto junto con un grupo de otras 14 personas, recibidas por Rocío y Pedro, dos trabajadores del Departamento de Digitalización que nos hicieron la estancia muy agradable.
Destaca la fachada adornada con seis esculturas y once medallones que representan a los grandes autores de la literatura española, y el bello frontón, esculpido en mármol por Agustín Querol, que simbólicamente, dicen, nos transmite la sabiduría si nos decidimos a subir por la escalinata.
La visita fue completa. Desde el almacén de recepción de documentos, hasta los distintos departamentos de trabajo. Sobre las 8:45 horas de la mañana, me correspondió la entrada número 256 y sobre las 10:10, accedí al recinto junto con un grupo de otras 14 personas, recibidas por Rocío y Pedro, dos trabajadores del Departamento de Digitalización que nos hicieron la estancia muy agradable.
Rocío y Pedro, no sólo son expertos en su trabajo, sino que además, conocen
perfectamente la historia de la Institución más antigua de nuestro país. Como
detalle curioso, Rocío nos explicó,
que cuando se inauguró el
recinto, tuvo un éxito enorme de público. Lo normal entonces hubiera sido pensar
que la cultura en este país era un importante reclamo del pueblo, pero no amigos, la razón del éxito no
eran los tesoros que encerraba el edificio, sino en ser el primero de carácter público que gozaba de calefacción central.
En agradecimiento a Rocío, y a Pedro, y a todas las personas que hacen posible que podamos disfrutar de esta magnífica biblioteca, y como continuación de nuestro artículo anterior, homenaje a sus 300 años de antigüedad, os dejo estas fotos, tomadas el pasado día 21 de abril que pretenden rememorar el blanco y negro de la época.
A la derecha, la fila que sobre las 8:30 horas del sábado se había formado a la entrada y que se mantenía al terminar mi visita, sobre las 11:30 horas.
La sala principal de lectura es la original de la época. El detalle corresponde a la barandilla, reloj y estanterías originales realizadas en hierro forjado que se conservan en perfecto estado.
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