miércoles, 4 de enero de 2012

ENTRE DOS

Muchos amigos y seguidores de mi literatura me preguntan una y otra vez cómo se me ha ocurrido escribir una novela en equipo. ¡Ay, con lo dificilísimo que tiene que ser eso! –exclaman.
En realidad, algo dije al respecto en la presentación del libro, pero hubo muchas personas que no pudieron asistir. Así que, sobre todo para ellas, respondo hoy en el blog.
No es sencillo, cierto, pero sí posible. A las pruebas me remito. Sé perfectamente que en los libros didácticos, en los ensayos y en los trabajos de investigación no es extraño ver que la autoría es compartida por dos o más. Pero he de confesar que en la poesía y en la novela resulta especialmente complicado. ¿Y por qué…? Porque es imposible encontrar dos personas que quieran escribir sobre un mismo tema; y más difícil todavía hallar una historia verosímil para desarrollarla; y lo que es más complicado: aunar dos estilos, dos perspectivas de la realidad y dos concepciones del universo poético y narrativo.
Sin embargo, si los autores se tienen mutuo respeto y cariño, amén de voluntad decidida de llegar a un consenso, y afán de superación y perfeccionamiento, puede conseguirse. Eso sí, se necesitará para ello una cura de humildad y un compromiso con la obra; se requerirá también que estén habituados a trabajar en equipo, el mejor de los aprendizajes vicarios y una fórmula indispensable en nuestro siglo. Porque no hay mejor enseñanza que la que se comparte activamente. Lo sé por experiencia. El frío dogmatismo, la lección magistral en solitario han periclitado en la docencia.
Ricardo ha aprendido de mí. Yo he aprendido de Ricardo. La vida es un continuo aprendizaje que no acaba nunca… Y en cada secuencia, en cada tramo del camino vamos encontrando profesores espontáneos que no necesariamente llevan toga y muceta, ni son pozos sin fondo de sabiduría y buen hacer. Pero se aprende. Créanme. Y mucho.
En nuestro caso, ahí está nuestra novela. Ahí está nuestra vinculación. Ahí está nuestra experiencia. Y lo mejor de todo: ahí está nuestra amistad. Realidades todas ellas INDISCUTIBLES.
No, no ha sido fácil. Pero hemos conseguido nuestro sueño. Un sueño que, sin duda, ha merecido la pena.

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