Así empieza una pregunta que a veces nos
han formulado, referida al prólogo de Desde
mi Ausencia.
No somos partidarios de dar más
información de la necesaria con el fin de no anticipar lo que se debería descubrir
por sí mismos. Y no hace falta recurrir al ejemplo del “¡No me la cuentes, por favor, que
quiero verla!”, hablando de una película que nos interesa. Por ello, no
desmigajaremos alegremente las partes del libro aunque no renunciamos a
resolver en privado cualquier duda. Las direcciones a las que podéis recurrir están
en el blog, e incluso repetidas en alguno de sus artículos.
Pero, ya que el prólogo –como su propia
etimología muestra: pro (antes de) y logo (palabra, texto escrito, etc.,)- es
lo primero que leemos, y en él se aportan veladamente algunas claves con el fin
de facilitar la complejidad de los compases iniciales, vamos a considerar la
pregunta, sin entrar en profundidades que puedan restar interés y capacidad de
imaginar, amén de la forma de leer de cada persona, condicionada a su propio
ritmo, paciencia y deseo de saber.
Nuestra introducción ha sido muy alabada
por la crítica y los lectores, a pesar de que muchos prólogos suelen “saltarse”
frívolamente por ir “al grano”, -craso error en el que a veces he incurrido por
ir más deprisa-. Quienes lo han leído dicen que intriga, que motiva a empezar
la lectura, y que, además, tiene una
profundidad humanística notable. Sin embargo, también recuerdo a alguien
muy allegado que me dijo: “Está muy bien escrito, pero, a mi juicio, os habéis
pasado dando claves”. Como veis, aquí no se oculta nada y todas las opiniones
son válidas, mientras sean expuestas con respeto, sensatez y buen gusto. Creo que
casi todo se puede decir, mientras se sepa decir. Otra cosa muy distinta es que
el interlocutor lo quiera encajar y aceptar, o pertenezca a quienes pretenden
siempre tener razón, se resisten a juicios y opiniones ajenas, y hasta se
sienten atacados por ellas. Por
suerte, creo que no es nuestro caso.
Bien, vamos al prólogo. ¿Quién habla? Una
misteriosa voz que no quiere identificarse. Respetemos su anonimato y busquemos
pistas. Para ello, apunto hacia claves que el lector nuevamente debería responder,
previa reflexión: ¿Serán los autores del libro, camuflados, que se dirigen al
lector para que se interese por la ficción y no se pierda al principio? ¿Será
el personaje principal del relato, dirigiéndose al familiar más querido para
ayudarle, intuyendo sus crisis de identidad y animándole a la aventura? ¿Será
un personaje ambiguo, bipolar, que resuelve dos alternativas: por un lado
aporta claves a los lectores, y por otro representa al protagonista principal,
que se dirige a uno de sus allegados, como si también fuera lector de su propia
vida?
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