Como decía Cicerón en su famoso tratado De Amicitia, la amistad es “un alma en
dos cuerpos”. Indiscutible. También en mi libro Háblame de ti, concretamente en el
apartado de Agradecimientos, parto de
una cita de Jorge Guillén, una de las voces más autorizadas del Grupo Poético
del 27, que afirma con ese estilo suyo lacónico, conceptista, seco y
yuxtapuesto: Amigos. Nadie más. El resto
es selva.
Amigos como Ricardo, por ejemplo. Amigos
como Loli Jurado. Amigos como tantos otros que nos han tendido su mano generosa
e incondicional para ayudarnos en esta aventura incierta de la difusión de la
novela. Amigos que se han volcado siguiendo su devenir, recomendando el libro,
dedicándonos tantas palabras de elogio y ánimo. Y no por haberlo dicho ya
tantas veces, dejo de conmoverme nuevamente por su apoyo, por su entrega
desinteresada, que dice tanto en favor de quien mueve los hilos en la sombra,
sólo por amistad. Sólo.
Qué grande. Qué tierno. Qué bonito.
Por eso, aunque ya Ricardo ha hablado en
nombre de los dos, expresando nuestra gratitud, he querido sumarme
personalmente en la misma línea, porque necesito decirlo con mi propia voz. Una
voz que va unida a la suya. Una voz doble, dependiente e independiente a la
par.
Loli Jurado, compañera y amiga de mi hija
Marta, fue también alumna mía in illo tempore, como Ricardo. Hacía mucho que no
nos veíamos, pero el cariño dormía entre los blandos algodones del recuerdo. Y
una vez más surgió el milagro desde la sencillez, desde la cotidianidad. Por
Loli llegamos a TELEMADRID y ONDA MADRID; por Loli se han interesado en
nosotros José Gilgado, Curro Castillo… Y, por si fuera poco, la voz de ella
misma, tan profesional y bien modulada,
se sumaba a través de las ondas de la radio a hablar de Desde mi Ausencia y sus autores, casi a
la vez que nuestra imagen se asomaba a la pequeña pantalla en los informativos
de mediodía.
¿Alguien da más?
Gracias de nuevo, pues, a José Gilgado por
brindarnos esta oportunidad única; a Curro Castillo, por querer invitarnos a su
magazin de las mañanas de los sábados en Onda Madrid. Y gracias, cómo no, al
hada madrina que ha vuelto a agitar, por nosotros y para nosotros, la varita
mágica de la ilusión y la esperanza.
Y el aire se ha poblado de diminutas
estrellas doradas…