Hace unos días, con el horizonte previsible
de la primavera, recibí un breve mensaje de Susana Humbrías, ayer alumna, y hoy, por el milagro del recuerdo y
del afecto, amiga.
En él me trascribía parte de una cita
literaria que, al leerla, le ha llevado a recordar por su contenido la idea
principal de Desde mi Ausencia. Y,
con el permiso de Susana, me he tomado la libertad de traerla aquí, sin comentarios
críticos ni formales, sin introducción, sin una palabra de despedida... Sólo
para la reflexión. Porque muchos tenemos hijos y, aunque otros no los tengan,
nadie puede discutir que todos
hemos nacido de unos padres.
Para ellos y para nosotros queda aquí esta
maravilla hecha palabra, escrita en su día por el libanés Jalil Gibran, nacido en 1883,
autor de novelas, ensayos y poesías. El
Profeta es, dentro de su producción artística, la de mayor trascendencia y
universalidad.
LOS
HIJOS
(…) y
una mujer que estrechaba una criatura contra su seno se acercó y dijo: Háblanos
de los hijos. Y Él respondió:
"Vuestros
hijos no son vuestros hijos. Son los hijos y las hijas del anhelo de la Vida,
ansiosa por perpetuarse. Por medio de vosotros se conciben, más no de vosotros.
Y aunque estén a vuestro lado, no os pertenecen.
Podéis
darles vuestro amor; no vuestros pensamientos: porque ellos tienen sus propios
pensamientos.
Podéis
albergar sus cuerpos, no sus almas: porque sus almas habitan en la casa del
futuro, cerrada para vosotros, cerrada incluso para vuestros sueños.
Podéis
esforzaros por ser como ellos, mas no tratéis de hacerlos como vosotros: porque
la vida no retrocede ni se detiene en el ayer. Sois el arco desde el que
vuestros hijos son disparados como flechas vivientes hacia lo lejos. El Arquero
es quien ve el blanco en el camino del infinito, y quien os doblega con Su
Poder para que Su flecha vaya rauda y lejos. Dejad que vuestra tensión en manos
del Arquero se moldee alegremente. Porque así como Él ama la flecha que vuela,
así ama también el arco que se tensa".
Jalil Gibran
Un semimudo que sigue habitualmente el blog se anima en esta noche de bajón a comentar algo, quizás porque el texto de Gibran ha hecho que resurjan con fuerza mis apegos y eche muchísimo de menos a mis hijas.
ResponderEliminarEn mi humilde opinión El Profeta de Jalil Gibran tiene la sencillez y la solidez de las cosas que emiten verdad, esa verdad que yo creo que contenemos todos al nacer y en los primeros años de vida y que con el tiempo vamos olvidando, por culpa quizás de que los adultos confundimos a menudo nuestro papel de arco por el de Arquero. En el precioso relato de Esperanza y Ricardo se ve un ejemplo de hasta qué punto las personas estamos dispuestas a decidir el destino de nuestros hijos por pensar que tenemos un poder que en realidad no nos pertenece. Cuando leo cosas como las que Gibran escribe es como si por un breve momento dejara de estar amnésico.
Y cuando me descubro en la educación de mis hijas queriendo de manera furtiva ser el mismísimo Arquero de sus vidas, intento con todas mis fuerzas recordarme y recordarles las siete cosas que dice Chopra que son las que ellas necesitan saber más allá de lo que piense mi ego. La primera es que en sus vidas TODO es posible. La segunda es que si deseas obtener algo debes dar eso mismo (y si eres capaz de dar amor incondicional entonces el límite es el Universo entero). Dice en la tercera que cuando haces una elección cambias tu futuro. En la cuarta aconseja no resistirse ante el empuje de la corriente de la vida, eso que hoy en día es tan difícil rodeados de tanto dogma. La quinta que cada vez que deseas o esperas algo, siembras una semilla. La sexta, una de mis favoritas, es DISFRUTA EL VIAJE y la séptima… estás aquí por una razón.
Paz, amor y luz