Empezaremos por recordar que la novela
histórica propiamente dicha es la que recrea una época, basándose en
situaciones reales ocurridas en otros tiempos. En ella aparecerán hechos,
circunstancias y personajes que existieron en verdad, pero, para que sea una
verdadera novela, es necesario que, junto a lo histórico, conviva la ficción en
mayor o menor medida. Así lo encontramos, por ejemplo, en los Episodios Nacionales, de Galdós, en las Historietas Nacionales, de Alarcón, en
la trilogía de la Guerra Española, (Los
cipreses creen en Dios, Un millón de
muertos y Ha estallado la paz), de
Gironella, en Guerra y Paz, de
Tolstoi, y en tantas otras.
Todas ellas, pues, tienen en
común la inserción de personajes inventados. Y precisamente serán ellos los que
lleven al lector suavemente por los escenarios reales, combinando ficción con
historia. Con lo cual, siguiendo con interés su devenir, volveremos a recordar,
tal vez sin querer, lo que ocurrió en tiempos pasados. Y así combinaremos
didáctica y literatura. Sin embargo, conviene considerar que no tiene por qué
estar equilibrada la historia con la ficción, sino que puede predominar una o
la otra. Y en la literatura la balanza siempre se inclina hacia la ficción. Por
eso hablamos de “recreación” (el acto de volver a crear, pero de manera
imaginativa, ficticia).
En Desde mi Ausencia, las conexiones con el pasado nos llevan la época
de Fernando VII, etapa convulsa para los españoles, en perpetua lucha por la
libertad; una libertad propia del Romanticismo, cuya literatura se puebla de
héroes que se encuentran en el límite de lo legal, de la marginación:
indigentes, esclavos, bandoleros generosos, piratas, conspiradores, amantes
despechados, desertores… De este mundo también se nutre la ópera: El Trovador,
La fuerza del Destino, Nabucco, Rigoletto, Aida…, hasta que la sociedad,
cansada, busca la estética en lo cotidiano. Nacía así el Realismo.
En Desde mi Ausencia, que no es una novela histórica, se conecta sin
embargo con un personaje histórico, sobre el que también pesa la leyenda, la
fantasía del pueblo. Por ello la recreación todavía es más fácil, porque no se
atenta contra la historicidad, sino que todo se integra. Concluimos, pues, afirmando,
que en nuestra novela tendréis un universo tripartito, armoniosamente
relacionado: el mundo en que vivimos, la historia y la leyenda.
Os animamos a que lo descubráis,
si aún no lo habéis hecho.
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