lunes, 26 de diciembre de 2011

José María Hinojosa, El Tempranillo

Quirós y Ardila lo definió así:
 “José María es el gran innovador de la criminología del campo andaluz, quien establece una evolución más refinada dentro de las prácticas del salteamiento. Procura eludir siempre los procedimientos violentos y la sangre de sus víctimas, implantando la aludida costumbre del tributo exigido al viajero”.
   Esta original y refinada forma de delinquir, que José María implanta en los campos y caminos andaluces, consiste en una especie de seguro obligatorio para todos los viajeros, de modo que ninguno de aquellos, que con anterioridad lo hayan adquirido, recibirá daño alguno ni será despojado de sus bienes.
  Según Richard Ford:
 “Era de constitución vigorosa,  abnegado y capaz de sobrellevar el sufrimiento, todas ellas cualidades de un gran caudillo; aunque era bajo de estatura, tenía una complexión cuadrada y compacta; su cuerpo era algo desproporcionado para sus piernas, las cuales estaban ligeramente arqueadas, lo que indicaba fuerza y actividad; la mano izquierda la tenía destrozada por habérsele descargado una pistola accidentalmente y haber tenido que curarse a sí mismo durante veinticinco días, pasados siempre a caballo; sus labios eran finos y apretados, denotando una expresión voluntariosa; de ojos grises que mostraban un carácter afable cuando estaba contento, pero que repentinamente se tornaban inquietos, centelleantes, con el recelo característico de las aves de presa, hábito que nace al saberse culpable y desconfiado”. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario